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Tipos de tarima de madera: guía para elegir la mejor opción

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Elegir la tarima de madera adecuada puede parecer sencillo, pero no lo es. Hay tantas opciones —maciza, flotante, laminada o vinílica— que es fácil perderse entre catálogos y opiniones. ¿Cuál resiste mejor la humedad? ¿Qué acabado da más calidez? ¿Y si el cliente busca sostenibilidad o bajo mantenimiento?

Si te estás haciendo estas preguntas, esta guía te va a ayudar. Aquí descubrirás las claves para tomar la mejor decisión y evitar errores que luego pueden salir caros. ¿Empezamos?

Tarima maciza, flotante o laminada: ¿en qué se diferencian?

La elección entre tarima maciza, flotante o laminada suele generar dudas incluso entre profesionales del sector. Cada una responde a necesidades distintas y presenta comportamientos diferentes según el uso que se les dé. Entender sus diferencias permite tomar una decisión más acertada desde el inicio de una reforma o proyecto.

La tarima maciza está compuesta íntegramente por madera noble, lo que le aporta una estética inigualable y una vida útil muy larga. En cambio, la tarima flotante se apoya sin fijarse directamente al suelo, lo que facilita su instalación. Por su parte, la tarima laminada no contiene madera natural en su superficie, pero imita muy bien su apariencia a un coste menor.

Materiales más utilizados en tarimas de madera

La elección del material influye directamente en la resistencia, la estética y el precio de la tarima. No todas las maderas se comportan igual frente al desgaste, la humedad o los cambios de temperatura. Algunas son más cálidas, otras más duras, y otras más estables.

Entre las más populares se encuentran:

  • Roble: Muy resistente y con una veta marcada, ideal para suelos de alto tránsito.
  • Haya: Madera clara y homogénea, muy apreciada en interiores modernos.
  • Nogal: Más oscura, con mucha personalidad, perfecta para ambientes elegantes.
  • Bambú: Aunque técnicamente no es una madera, se usa por su gran dureza y sostenibilidad.
  • Maderas tropicales: Como el ipe o el jatoba, destacan por su resistencia a la humedad y a insectos.

El material también condiciona el tono, el veteado y el mantenimiento necesario, por lo que conviene valorar más allá del aspecto estético. Si quieres profundizar en cómo escoger tarima de madera según tus necesidades, no te pierdas esta referencia especializada.

Aspectos clave para elegir el tipo de tarima

Antes de decidir qué tarima instalar, conviene tener en cuenta varios aspectos técnicos y estéticos que marcarán la diferencia en el resultado final.

Resistencia al desgaste y al agua

La zona donde se va a instalar la tarima determina en gran parte el tipo de resistencia necesaria. No es lo mismo una tarima para un dormitorio que para una cocina o un pasillo con mucho tránsito.

  • En zonas secas con poco uso, la madera natural puede lucir en todo su esplendor.
  • En estancias húmedas o con riesgo de manchas, es mejor optar por tarimas laminadas con tratamiento hidrófugo o vinílicas.
  • La dureza del material también influye en la resistencia a arañazos y golpes, algo clave si hay niños o mascotas.

Estética y acabado: mate, satinado o brillo

El acabado afecta tanto al aspecto visual como al mantenimiento diario. Un acabado mate ofrece un estilo más natural y disimula mejor el polvo y pequeñas marcas. El satinado aporta un toque elegante sin excesivos reflejos, mientras que el brillo puede realzar el color de la madera, pero requiere más limpieza.

También influye el tipo de veta y el tono elegido. Las maderas claras amplían visualmente el espacio, mientras que las oscuras dan sensación de calidez y recogimiento.

Grosor de la tarima y su influencia

El grosor determina no solo la resistencia sino también la posibilidad de restaurar la tarima con el tiempo. Una tarima maciza o flotante de gran espesor permite varios acuchillados, alargando su vida útil.

Por lo general:

  • Tarimas de entre 10 y 15 mm son aptas para uso doméstico sin grandes exigencias.
  • A partir de 18 mm se consideran opciones profesionales o de alto tráfico.
  • En suelos con calefacción radiante, es recomendable que el grosor no supere los 15 mm para no interferir en la eficiencia térmica.

Sistema de instalación: clic, encolado o clavado

La instalación influye en el coste, el tiempo de obra y la posibilidad de desmontar el suelo en el futuro. Estos son los principales sistemas:

  • Clic: Muy utilizado en tarimas flotantes y laminadas. Fácil, limpio y rápido. Ideal para reformas sin obra.
  • Encolado: Necesita más preparación y suele usarse con tarimas macizas. Mejora la estabilidad acústica.
  • Clavado: Requiere rastreles y mayor trabajo. Muy duradero, aunque menos frecuente hoy en día.

Ventajas e inconvenientes según el tipo

Cada tipo de tarima ofrece prestaciones distintas. Analizar sus ventajas y limitaciones ayuda a tomar una decisión más informada y duradera.

Tarima natural: belleza y mantenimiento

Una tarima de madera natural transforma cualquier estancia. Su tacto, color y envejecimiento aportan carácter. Cada pieza es única, y eso se nota.

Sin embargo, requiere más cuidados. Es sensible a la humedad, a los productos abrasivos y a las ralladuras. Necesita encerados o barnizados periódicos y no es la mejor opción en zonas húmedas. Su precio también suele ser más elevado.

Tarima laminada: precio y durabilidad

Las tarimas laminadas imitan muy bien el aspecto de la madera natural. Son más económicas, resistentes al rayado y fáciles de mantener.

No se pueden acuchillar ni restaurar, pero su vida útil es notable si se elige una buena calidad. Algunas incluso incorporan tecnologías anti-humedad, lo que las hace válidas para baños o cocinas.

Tarima vinílica: resistencia y versatilidad

La tarima vinílica ha ganado protagonismo en los últimos años. Su composición la hace prácticamente impermeable, ideal para zonas complicadas como sótanos, cocinas o baños.

Su instalación tipo clic es muy sencilla y se puede colocar sobre suelos anteriores. Aunque no tiene la calidez exacta de la madera, las nuevas tecnologías han mejorado mucho su acabado estético y su confort al pisar.

Consejos para el mantenimiento y cuidado

tratamiento madera

Mantener una tarima en buen estado no es complicado si se siguen algunas pautas básicas:

  • Usar productos específicos para cada tipo de superficie.
  • Evitar arrastrar muebles o sillas sin protección.
  • Limpiar con mopa o aspirador, sin exceso de agua.
  • Colocar alfombrillas en zonas de entrada para atrapar la suciedad.
  • Renovar el acabado superficial cuando empiece a mostrar desgaste, si el tipo de tarima lo permite. Puedes consultar esta guía práctica sobre cómo mantener tarima exterior en verano para aplicarlo también en interiores.

Qué tipo de tarima de madera se adapta mejor a tu hogar

La elección final dependerá de varios factores: el estilo que buscas, el uso que tendrá la estancia y el presupuesto disponible. Pero también es fundamental pensar en el día a día.

Para ayudarte, aquí van algunas recomendaciones:

  • Salones y zonas comunes: Tarima flotante o laminada con diseño cuidado. Equilibran estética y funcionalidad.
  • Dormitorios: Madera natural o vinílica cálida. Privilegia el confort y la belleza.
  • Cocinas y baños: Mejor optar por vinílicas o laminadas resistentes al agua.
  • Pasillos o escaleras: Materiales duros y con acabados antideslizantes. Resistirán mejor el tránsito constante.

Comparar, tocar muestras, y visualizar el resultado final son pasos que marcarán la diferencia. También resulta útil conocer otros usos para la tarima sintética antes de decidir. Elegir la tarima adecuada es mucho más que una cuestión estética: es invertir en bienestar y durabilidad.

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Características Superiores de la Madera IPE

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